Cobra carta de ciudadanía en Ecuador lo que algunos
especialistas denominan “asesinato de reputación”. Las víctimas, siempre que no
estén a la sombra del oficialismo, deben resistir con estoicismo y sin chistar
desde hace un lustro “un proceso deliberado y sostenido dirigido a destruir la
credibilidad y reputación”.
Siguiendo el guión establecido en más de un régimen
totalitario, sus promotores emplean métodos abiertos y encubiertos.
Un ex-analista del Comité Central del Partido Comunista
de Cuba sostiene que contra las reputaciones que se pretende destruir se
formulan acusaciones falsas, se fomentan rumores y se manipulan, eliminando
antecedentes y contextualizaciones necesarias, las informaciones que les
incumben. Persiguen anular la capacidad de influencia de sus adversarios,
silenciarlos y lograr su rechazo por la sociedad.
“Cuando un gobierno se vale de ese recurso para
justificar agresiones y abusos contra sus víctimas puede considerarse a esas
campañas como una forma de terrorismo estatal. Las masacres, crímenes de lesa
humanidad y genocidios son precedidos por una campaña de ese corte”, añade el
ex-analista cubano.
Según sus puntos de vista, se busca anular la influencia
de la víctima, silenciarlo y lograr su rechazo por la sociedad. Las víctimas se
tornan vulnerables “a abusos aún más graves como pueden ser la agresión física,
el encarcelamiento, la expropiación de bienes, el destierro, asesinato e
incluso genocidio de todo el grupo social al que pertenecen”. En Ecuador los
ejemplos de intentos de “asesinatos de reputación” están a la vista.