AHORA NOS TOCA A NOSOTROS GOLPE A GOLPE APLASTAREMOS AL SISTEMA Y SUS BORREGOS. ¡ACCIÓN DIRECTA! ES LA RESPUESTA!!!

lunes, 7 de enero de 2013

El Terror Rojo


La verdad censurada de las izquierdas


El uso del Terror ni empezó con Stalin ni fue un trágico accidente provocado por la intervención extranjera o por el deseo de defender la revolución. Más bien se trató de un elemento de gobierno concebido por Marx y ejecutado en la práctica por Lenin y Trotsky.

De hecho, éstos ya mencionaban la necesidad de utilizar el terror masivo y sistemático al menos desde 1908.

En una conversación con su amigo Adoratsky en Ginebra Lenin expresó que el sistema consistiría en fusilar a todos los que se manifestaran contrarios a su revolución.

Trotsky transmitió el testimonio de un enfrentamiento entre los eseristas de izquierda y Lenin con ocasión de la decisión bolchevique de que quien ayudase o alentase al enemigo
sería fusilado en el acto.

Al escuchar que los eseristas (socialistas moderados) encontraban intolerable esta medida, Lenin señaló: "¿Creéis realmente que podemos salir victoriosos sin utilizar el Terror más despiadado?". Como el mismo Trotsky indica, muy de acuerdo por lo demás, aquélla era una época en la que Lenin no perdía ocasión para inculcarles que la utilización del Terror era inevitable.

Por su propia parte nuestro “inofensivo intelectual” ensalzó el Terror
en más de una ocasión como el único medio para conseguir los objetivos del comunismo. Llegando a decir, por ejemplo (y entre otras), que  cuando la fuerza es necesaria, debe aplicarse con valentía, firmeza y completamente”, o "el hombre que reconoce la importancia histórica revolucionaria del hecho de la existencia del sistema soviético debe también aprobar el Terror Rojo" y también “en no más de un mes de tiempo el terror asumirá formas muy violentas, tras el ejemplo de la gran Revolución Francesa; la guillotina... estará lista para nuestros enemigos... esa notable invención de la Revolución Francesa que acorta al hombre por la cabeza”, además de “el hombre que repudia el terrorismo en principio - i.e. repudia medidas de supresión e intimidación contra los contra-revolucionarios - debe rechazar toda la idea de la supremacía política de la clase obrera y su dictadura revolucionaria. El hombre que repudia la dictadura del proletariado repudia la revolución socialista”.
Se entiende que esto último volvía a dicho hombre un enemigo de clase, y por tanto era sujeto de eliminación.

Y agreguemos a todo esto que incluso escribió una obra "Terrorismo y comunismo" para hablar sobre el uso del Terror Rojo.
No debe entonces sorprendernos esta orden del mismo Trotsky:
Erradiquen a los contrarrevolucionarios sin piedad, encierren a los
personajes sospechosos en campos de concentración...”. Los campos de trabajo esclavo, también conocidos como "campos de
concentración", "campos de trabajo forzado" y "campos de re-educación" jugaron un papel vital en los sistemas comunistas desde su mismo inicio, como ya hemos señalado. La policía secreta de Lenin comenzó a establecer campos de concentración en 1918. Trotsky formaba parte de la iniciativa: "Proponemos la creación de un comando de trabajo penal para que trabajen desertores, y su internación en campos de concentración" y la primera admisión oficial aparece hecha bajo su nombre, después de que amenazó a las fuerzas checas rebeldes con el confinamiento en campos de concentración si se rehusaban a unirse al Ejército Rojo.

Durante las primeras semanas de revolución fue Trotsky quien hizo
los "más militantes pronunciamientos". Inmediatamente después de
las escaramuzas armadas en la toma de Petrogrado, dijo que por cada obrero o soldado bolchevique capturado por el enemigo el nuevo gobierno "demandará cinco de los cadetes (militares)... que mantenemos como prisioneros y herenes".

De hecho, Trotsky tenía el punto de vista de que "no debemos entrar en el reino del socialismo con guantes blancos en un suelo pulido" y esto quería decir que estaba a favor de las políticas sangrientas que se estaban llevando a cabo.

Cuando las crueles medidas de seguridad fueron objetadas en el Ejecutivo Soviético, Trotsky dijo que "las demandas por abstenerse de toda represión en tiempos de guerra civil eran demandas de abandonar la guerra civil", lo cual resultaba inaceptable. Habló de la misma forma poco después de la proscripción de los Kadetés, a quienes caracterizó como un "terror blando... contra nuestros enemigos de clase".

Además, mientras la tuvo disfrutó ejercer como "autoridad administrativa sin control" tanto como Stalin, a quien después condenó por erigir una burocracia personal para gobernar sobre la URSS.

Ya dijimos que las políticas militares de Trotsky incluían la imposición de pena de muerte por retirada y la ejecución de prisioneros de guerra. De hecho Trotsky tuvo una estrecha relación con la pena de muerte, que usó tanto entre los suyos como con tropas enemigas.

Estas acciones en sus propias filas quedan particularmente claras en sus propias palabras: "Mientras esos maliciosos monos sin cola que están tan orgullosos de sus logros técnicos - los animales que llamamos hombres - creen ejércitos y guerras, el comando siempre estará obligado a poner a los soldados entre la posible muerte en el frente y la inevitable en la retaguardia".

En marzo de 1920 Trotsky propuso en su campaña para la militarización del trabajo que "los desertores del trabajo" debían ser obligados a ir entrar en batallones de trabajo forzado o sentenciados a campos de trabajo forzado. Al respecto diría: “La militarización es impensable sin militarizar a los sindicatos como tales, sin el establecimiento de un régimen en el que cada obrero se sienta soldado del trabajo, que no pueda disponer por sí mismo libremente; si se le da la orden de trasladarse, debe cumplirla; si no la cumple, será un desertor a quien se castiga. ¿Quién cuida de ello? El sindicato; él crea el nuevo régimen.

Esto es la militarización de la clase obrera”. Más adelante Trotsky no continuó abogando por la militarización del trabajo, pero presionó por una industrialización planificada y una campaña anti-kulak que implementada en ese entonces y luego por Stalin terminaría produciendo millones de muertes y deportaciones entre el campesinado.

El Terror ya estaba en su apogeo. A la dirección de Lenin y Trotsky,
las fuerzas de seguridad del Estado (la Cheka y el Ejército Rojo) – más tarde renombradas el OGPU - dispararon, arrestaron, encarcelaron y ejecutaron a miles de personas, hubieran o no planificado realmente una rebelión contra el gobierno comunista. La mayoría de los supervivientes serían deportados más tarde a campos de trabajo forzado en Siberia.
Pero expliquemos un poco mejor el Terror Rojo acaecido bajo Lenin y Trotsky. En la práctica fue una campaña de arrestos masivos y ejecuciones conducido por el gobierno bolchevique, con cifras de víctimas tan altas como las ya mencionadas, rondando los 250.000 asesinatos directos y 400.000 más producidos en su mayoría en centros de detención de diversa categoría.

En la historiografía soviética, se dice que el Terror Rojo fue anunciado oficialmente el 2 de septiembre de 1918 por Yakov Sverdlov, y terminó alrededor de octubre de 1918. Sin embargo, muchos historiadores, comenzando con Sergei Melgunov, aplican este término a las represiones de todo el período de la Guerra Civil Rusa, 1918-1922, ya que tales represiones masivas fueron conducidas sin proceso judicial por la policía secreta, la Cheka, junto con elementos de la agencia de inteligencia militar bolchevique, el GRU.

Por lo que se puede rastrear más allá de las declaraciones comunistas, el primer anuncio oficial del Terror Rojo, publicado en Izvestiya, "Llamamiento a la clase obrera", el 3 de septiembre de 1918, llamaba a los trabajadores a "aplastar la hidra de la contra-revolución con terror masivo!... cualquiera que se atreva a propagar el más ligero rumor contra el régimen soviético será arrestado inmediatamente y enviado a un campo de concentración". Esto fue seguido por el decreto "Sobre el Terror Rojo", publicado el 5 de septiembre de 1918, por la Cheka.

Para tener una idea más clara de aquello a lo que nos referimos veremos algunas cuantas cifras que se manejaban en el momento en que  Trotsky era segundo a cargo de la Nación, y dirigía al Ejército Rojo en muchas de estas misiones: 31 de agosto-4 de septiembre de 1918: Chekistas masacraron a 1.300 "rehenes burgueses" mantenidos en prisiones de Petrogrado y Kronstadt. 500 "representantes de las clases derrotadas" fueron ejecutados inmediatamente por el gobierno bolchevique tras el asesinato de Uritsky.


Septiembre-Octubre de 1918: Ejecuciones masivas de "rehenes burgueses" en Moscú, Petrogrado, Tver, Nijni-Novgorod, Viatka, Perm, Ivano-Voznessensk, Tula... etc. Número estimado de víctimas: 10.000 a 15.000 ejecutados sumariamente basados en las listas de ejecuciones sumarias publicadas en el diario "Semanario Cheka" y otra prensa oficial.

El 15 de octubre, el chekista Gleb Bokiy, resumiendo el oficialmente
terminado Terror Rojo, informó que en Petrogrado 800 supuestos
enemigos habían sido disparados y otros 6.229 encarcelados.
En apenas unas semanas la Cheka, la policía política del nuevo gobierno, realizó casi tres veces más ejecuciones que las que el régimen zarista había pronunciado como sentencias de muerte en un período de 92 años (1825-1917). Las condenas de muerte en el período zarista relativas a materias políticas sólo fueron 6.321 en casi un siglo, con la mayor cifra de 1.310 en 1906, el año de la reacción contra la revolución de 1905. Además, las penas de muerte bajo el régimen zarista se pronunciaron siguiendo procedimientos legales (incluyendo cortes marciales) y con frecuencia fueron conmutadas con sentencias de cárcel y trabajo forzado.

Cuando la guerra civil progresaba, significativos números de prisioneros, sospechosos y rehenes fueron ejecutados en base de su pertenencia a las "clases pudientes" y tales números se registraron en ciudades ocupadas por los Bolcheviques:


En Kharkiv hubo entre 2.000 y 3.000 ejecuciones en febrero-junio de 1919, y otras 1.000-2.000 cuando el pueblo fue nuevamente tomado en diciembre de ese año; en Rostov-on-Don, aproximadamente 1.000 en enero de 1920; en Odesa, 2.200 en mayo-agosto de 1919; luego 1.500-3.000 entre febrero de 1920 y febrero de 1921; en Kyiv, al menos 3.000 en febrero-agosto de 1919; en Ekaterinodar, al menos 3.000 entre agosto de 1920 y febrero de 1921; en Armavir, un pequeño pueblo en Kuvan, entre 2.000 y 3.000 en agosto-octubre de 1920. La lista podría seguir y seguir.



Febrero-marzo de 1919: Masacres masivas de "rehenes cosacos" por tropas regulares del Ejército Rojo durante su progreso en la región del Don. En pocas semanas ejecutaron a 8.000 cosacos
12-14 de marzo de 1919: 2.000 a 4.000 huelguistas y amotinados
del Regimiento de Infantería 45 en Astrakhan fueron ejecutados o
ahogados, arrojados de barcas en la mitad del Volga con piedras al cuello.

Desde el 15 de marzo en adelante la represión afectó a la "burguesía" acusada de haber "inspirado al complot de la Guardia Blanca". Varios cientos de "burgueses" fueron asesinados.

El 16 de marzo de 1919, todos los destacamentos de la Cheka se combinaron en un solo cuerpo, las Tropas de Defensa Interna de la República, con 200.000 miembros en 1921. Estas tropas vigilaban los campos de trabajo, dirigían el sistema Gulag, conducían requisiciones de comida, aplastaban rebeliones campesinas y obreras, y los motines en el Ejército Rojo, que como ya dijimos estaba plagado de descontento.

Durante la supresión de la Rebelión Tambov, desencadenada a causa de la recolección forzosa de cosechas realizada por el gobierno soviético, haciendo morir de hambre a los campesinos, los estimados sugieren que alrededor de 100.000 campesinos y sus familias, enfrentados al sistema por el hambre que estaban pasando, fueron encarcelados o deportados y alrededor de 15.000 ejecutados.

La insurrección era de tal envergadura que el régimen envió 30.000
soldados del Ejército Rojo y efectivos de la Cheka para sofocarla. El
ejército empleó artillería pesada y trenes armados para combatir a los campesinos hambrientos. Incluso ha quedado consignado que en ocasiones se emplearon armas químicas contra las tropas campesinas, en base a arsenales sobrantes de la Primera Guerra Mundial. Además, establecieron varios campos de concentración, donde llevarían a los familiares de los rebeldes en calidad de rehenes. El resultado de estas acciones fue el aplastamiento de la rebelión por parte del Ejército Rojo a mediados de 1921. Se estima que las pérdidas totales entre la población de la región de Tambov, debido a las ejecuciones, deportaciones y el encarcelamiento en campos de concentración, es de aproximadamente unas 240.000 personas.

El Terror Rojo de hecho fue el que marcó el comienzo del Gulag, y
algunos investigadores han estimado que 70.000 personas fueron encarceladas sólo en septiembre de 1921. Las espantosas condiciones de los campos llevaron a altos niveles de mortalidad, y hubo repetidas masacres. La Cheka del campo Kholmogory, por ejemplo, adoptó la práctica de ahogar prisioneros inmovilizados en el cercano río Dvina.

Ocasionalmente, cuando iban perdiendo, prisiones enteras eran "vaciadas" de presos mediante ejecuciones masivas antes de abandonar el pueblo a las fuerzas Blancas.

El 16 de marzo de 1919, la Cheka asaltó la fábrica Putilov. Más de
900 trabajadores que habían ido a huelga fueron arrestados. Fueron
más de 200 los ejecutados sin juicio durante los siguientes días. Se
sucedieron numerosas huelgas porque los obreros desfallecían de
hambre y esperaban conseguir raciones de comida de los soldados del Ejército Rojo. Pedían la eliminación de privilegios para los comunistas, libertad de prensa y elecciones libres. Todas las huelgas terminaron  siendo cruelmente suprimidas a través de arrestos y ejecuciones.

En la ciudad de Astrakhan, por dar otro ejemplo, los huelguistas y los soldados del Ejército Rojo que se les unieron fueron cargados en barcazas y arrojados por cientos en el Volga con piedras alrededor de sus cuellos. Entre 2.000 y 4.000 fueron disparados o ahogados el 12, 13 y 14 de marzo de 1919. Además, la represión tomó las vidas de unos 600 a 1.000 “burgueses”.

Fines de octubre-comienzos de noviembre de 1920: Cinco stanitsy
(grandes municipios) cosacos fueron vaciados de sus habitantes, a los que deportaron para enviarlos a minas a realizar trabajo forzado. El número de deportados fue de alrededor de 17.000 personas.

A estas cifras podríamos agregar los miles de "rehenes burgueses"
muertos en Ucrania en 1918 (aprox. 6.000). O las ejecuciones masivas en Crimea (mediados de noviembre a fines de diciembre de 1920), cuando aproximadamente 50.000 personas fueron disparadas o colgadas, la mayoría civiles, con frecuencia pertenecientes a la elite social.

Represiones como las mencionadas, asesinatos y deportaciones se
convirtieron en moneda corriente en toda la Unión Soviética. Muchos historiadores creen que el Terror Rojo era “necesario” para los Bolcheviques pera seguir en el poder, debido a que a pesar de sus declaraciones no tenían apoyo popular. ¿Y cómo iban a tenerlo si hundían al  país en la miseria y la represión?

Ya desde un principio los Bolcheviques recibieron menos de un cuarto de los votos en las elecciones que sostuvo la Asamblea
Constituyente después de la Revolución de Octubre. Y como hemos visto, las huelgas masivas de obreros rusos – exhaustos, forzados y hambrientos - fueron inmisericordemente suprimidas durante el Terror Rojo.

Un ejemplo emblemático lo aporta la ya mencionada rebelión de
Kronstadt. Se trató de un levantamiento fracasado de parte de marineros, soldados y civiles soviéticos guiados por Stepan Petrichenko, contra el gobierno en 1921 durante ese período de revueltas contra  los Bolcheviques que resultaba de las condiciones misérrimas de vida y la represión que se estaban soportando desde su asunción al poder.

La rebelión originada en Kronstadt, una fortaleza naval en la isla Kotlin y el golfo de Finlanda sirvió de base a la Flota Báltica Rusa y como un puesto de vigilancia de los accesos a San Petersburgo, el ex Petrogrado, a 55 kilómetros de distancia.

Al final de la Guerra Civil, la Rusia bolchevique estaba agotada y en
ruinas. La hambruna del último año - en buena medida provocada a
propósito para controlar a la población - se agregaba al capítulo del
desastre. En los años que siguieron a la revolución de octubre, las
epidemias, hambre, luchas, ejecuciones y quiebra económica y social general habían tomado muchas vidas.

Los rebeldes - que lejos de ser parte del "complot de los Guardias
Blancos" como se quiso hacer creer para proceder al aplastamiento,
eran en realidad socialistas que pedían, entre otras cosas, libertad de expresión, que las votaciones usaran votos secretos y derecho de asamblea, e incluso su solicitud de liberación de presos ateniéndose a aquellos que pertenecían a las clases trabajadoras de la sociedad o que pertenecían a los partidos socialistas y la reactivación de los soviets sin injerencias del Partido. Pero no se aceptaron sus solicitudes y se inició el aplastamiento de la revuelta. Sobra decir que los marinos claramente no eran contra-revolucionarios Blancos como se dijo, sino que creían que la revolución daría libertad y democracia a Rusia.

Pero eso no modificó el hecho de que Trotsky los trataría como si fuesen terroristas que querían destruir a la Madre Rusia, que los bolcheviques – por supuesto – representaban.

Con Trotsky a la cabeza, en marzo de 1921 se lanzaron 50.000 soldados del Ejército Rojo contra los obreros de Kronstadt. Kamenev escribió: "Trotsky envió otra demanda a Kronstadt para que se rindieran.

La orden contenía la amenaza: Les dispararé como a perdices". Así, los marinos de Kronstadt, proclamando su derecho a opinar por su cuenta sobre la Revolución, fueron masacrados a su orden. No debemos olvidar que se trataba de “héroes” de la revolución de 1917.

Aunque no hay cifras exactas sobre las pérdidas, los historiadores sólo han llegado a estimar que unas 2.200 personas fueron fusiladas en los días siguientes a la revuelta y que un número similar fue encarcelado, muchos en el campo de prisioneros Solovki. Las cifras soviéticas oficiales – siempre minimizadoras - indican que aproximadamente 1.000 rebeldes fueron asesinados, 2.000 resultaron heridos, entre 2.300 y 6.528 fueron capturados, mientras otros tantos huyeron a Finlandia.

En julio de 1921 se abrieron 7 campos de concentración en la provincia Tambov para el internamiento de "familias de bandidos
insurgentes", que era como se llamaba a cualquiera que se opusiese al sistema.

Para el final de julio de 1922 estos campos tenían aproximadamente 50.000 prisioneros, la mayoría mujeres, ancianos y niños. El tifus, el cólera y el hambre elevaron la mortalidad al 15 a 20% por mes en el otoño de 1921.

El terror de 1917-21, además de las acciones directas del Ejército Rojo incluyó a su agencia ejecutiva en jefe: la ya mencionada Cheka. En principio la Cheka fue concebida como parte de un recurso provisional para la armadura rota - burocracia, judicial, policía, ejército – del estado soviético. La Cheka se expandió de unos 2.000 hombres a mediados de 1918 a más de 35.000 seis meses más tarde y alrededor de 140.000 para el final de la guerra civil, sin contar a unas 100.000 tropas de frontera. Y a diferencia del gobierno zarista, en lugar de llevar revolucionarios para juicio y sentencia, la Cheka generalmente ignoraba todo control judicial. Por ese motivo, un gran número de muertos permanecerá totalmente anónimo y desconocido por el mundo moderno, a pesar de todas las investigaciones que han intentado esclarecer los trágicos sucesos de ese período.

Debemos recordar esta información, donde cada número representa a miles de víctimas del régimen - personas inocentes que sólo querían vivir libremente en su tierra - al releer las declaraciones de Trotsky a favor del Terror Rojo. Y para terminar, una última frase suya de su participación e identificación con las acciones emprendidas: "Estamos luchando. Estamos luchando una batalla de vida y muerte. La prensa es un arma no de una sociedad abstracta, sino de dos lados irreconciliables y en lucha. Estamos destruyendo la prensa de la contrarevolución, así como destruimos sus puestos fortificados, sus negocios, sus comunicaciones y su sistema de inteligencia". Por otra parte, Trotsky también fue el primer bolchevique prominente en abogar por la colectivización forzada de la agricultura, plan que Stalin ejecutó después de desterrar a su rival a una isla turca.

Mientras Trotsky formaba parte del liderazgo soviético declaró numerosas veces su punto a favor de la violencia. Ya hemos mencionado varios, veamos ahora otro: "¡Qué penoso sinsentido son los discursos sobre la conquista pacífica del poder por el proletariado por medios de parlamentarismo democrático!", diría por ejemplo al socialista alemán Karl Kautsky. Con esta mentalidad, algunos historiadores piensan que si Trotksy se hubiese convertido en el principal líder soviético, su incesante defensa de la "revolución permanente" habría producido un "baño de sangre" europeo.
Como buen ejemplo de esta realidad a nivel internacional tenemos que ya desde el destierro - y como lineamientos para los españoles
revolucionarios - Trotsky, en la isla de Prinkipo (Turquía) redactó los "10 mandamientos del comunista", de los cuales, resaltan los siguientes:

¨I. Se debe procurar la detención de los personajes monárquicos más significados, la confiscación de los bienes de la monarquía y de la grandeza y el armamento del proletariado.

II. El Gobierno es un gobierno de explotadores. El proletariado deberá mantenerse en oposición irreconciliable.

III. Los choques violentos de los obreros con los jefes socialistas irán en aumento...

VII. Los comunistas lanzarán las consignas más radicales: voto desde los dieciocho años, creación de milicias, confiscación de bienes, concesión de derechos políticos a los soldados, separación de la iglesia.

VIII. La consigna central es la del "Soviet" -desde Moscú- , que debe ser popularizada mediante propaganda incansable...
Extracto:
TROTSKY “la verdad oculta”
Cynthia Caden

domingo, 6 de enero de 2013

Stalin el imperio del mal (la isla de los caníbales)

En la década de 1930 una gran hambruna azotó la Unión Soviética y provocó un gran éxodo: en dos años, más de 10 millones de personas abandonaron el campo, sumiendo las ciudades en el caos y la criminalidad. Para restaurar el orden, Stalin organizó una gran limpieza en Moscú y Leningrado de todos los ciudadanos considerados "socialmente dañinos". En 1933, 6.000 personas "no deseadas" fueron elegidas al azar y detenidas: campesinos, pequeños delincuentes, visitantes, o simples ciudadanos con papeles.

Hombres, mujeres y niños fueron detenidos y trasladados a la isla de Nazino, un lugar aislado en mitad de un río siberiano. Los prisioneros fueron abandonados solo con harina para comer, algunas herramientas y la poca ropa que llevaban puesta. En Nazino no había nada, ninguna vivienda o infraestructura. La desesperación llevó rápidamente al robo y la delincuencia y el hambre a escenas de canibalismo en masa.

A través de reconstrucciones e imágenes de archivo, este documental revela los métodos arbitrarios y apresurados utilizados por el régimen soviético para deportar a la gente. De Moscú a Nazino, el director del documental realiza una investigación que sigue el rastro de los deportados. De los 6.000 deportados solo 2.000 sobrevivieron pero a ninguno se le autorizó regresar a su hogar.