La verdad censurada
de las izquierdas
El uso del Terror ni
empezó con Stalin ni fue un trágico accidente provocado por la intervención
extranjera o por el deseo de defender la revolución. Más bien se trató de un
elemento de gobierno concebido por Marx y ejecutado en la práctica por Lenin y Trotsky.
De hecho, éstos ya
mencionaban la necesidad de utilizar el terror masivo y sistemático al menos
desde 1908.
En una conversación
con su amigo Adoratsky en Ginebra Lenin expresó que el sistema consistiría en
fusilar a todos los que se manifestaran contrarios a su revolución.
Trotsky transmitió el
testimonio de un enfrentamiento entre los eseristas de izquierda y Lenin con
ocasión de la decisión bolchevique de que quien ayudase o alentase al enemigo
sería fusilado en el
acto.
Al escuchar que los
eseristas (socialistas moderados) encontraban intolerable esta medida, Lenin
señaló: "¿Creéis realmente que podemos salir victoriosos sin utilizar
el Terror más despiadado?". Como el mismo Trotsky indica, muy de acuerdo
por lo demás, aquélla era una época en la que Lenin no perdía ocasión para
inculcarles que la utilización del Terror era inevitable.
Por su propia parte
nuestro “inofensivo intelectual” ensalzó el Terror
en más de una ocasión
como el único medio para conseguir los objetivos del comunismo. Llegando a
decir, por ejemplo (y entre otras), que “cuando la fuerza es necesaria, debe
aplicarse con valentía, firmeza y completamente”, o "el hombre que
reconoce la importancia histórica revolucionaria del hecho de la existencia del
sistema soviético debe también aprobar el Terror Rojo" y también “en
no más de un mes de tiempo el terror asumirá formas muy violentas, tras el ejemplo
de la gran Revolución Francesa; la guillotina... estará lista para nuestros
enemigos... esa notable invención de la Revolución Francesa que acorta al
hombre por la cabeza”, además de “el hombre que repudia el terrorismo en
principio - i.e. repudia medidas de supresión e intimidación contra los
contra-revolucionarios - debe rechazar toda la idea de la supremacía política
de la clase obrera y su dictadura revolucionaria. El hombre que repudia la
dictadura del proletariado repudia la revolución socialista”.
Se entiende que esto
último volvía a dicho hombre un enemigo de clase, y por tanto era sujeto de eliminación.
Y agreguemos a todo esto que
incluso escribió una obra "Terrorismo y comunismo" para hablar sobre
el uso del Terror Rojo.
No debe entonces
sorprendernos esta orden del mismo Trotsky:
“Erradiquen a los
contrarrevolucionarios sin piedad, encierren a los
personajes
sospechosos en campos de concentración...”. Los campos de trabajo esclavo, también
conocidos como "campos de
concentración", "campos
de trabajo forzado" y "campos de re-educación" jugaron un papel
vital en los sistemas comunistas desde su mismo inicio, como ya hemos señalado.
La policía secreta de Lenin comenzó a establecer campos de concentración en
1918. Trotsky formaba parte de la iniciativa: "Proponemos la creación
de un comando de trabajo penal para que trabajen desertores, y su internación
en campos de concentración" y la primera admisión oficial aparece
hecha bajo su nombre, después de que amenazó a las fuerzas checas rebeldes con
el confinamiento en campos de concentración si se rehusaban a unirse al Ejército Rojo.
Durante las primeras
semanas de revolución fue Trotsky quien hizo
los "más
militantes pronunciamientos". Inmediatamente después de
las escaramuzas
armadas en la toma de Petrogrado, dijo que por cada obrero o soldado
bolchevique capturado por el enemigo el nuevo gobierno "demandará cinco
de los cadetes (militares)... que mantenemos como prisioneros y herenes".
De hecho, Trotsky
tenía el punto de vista de que "no debemos entrar en el reino del
socialismo con guantes blancos en un suelo pulido" y esto quería decir
que estaba a favor de las políticas sangrientas que se estaban llevando a cabo.
Cuando las crueles
medidas de seguridad fueron objetadas en el Ejecutivo Soviético, Trotsky dijo
que "las demandas por abstenerse de toda represión en tiempos de guerra
civil eran demandas de abandonar la guerra civil", lo cual resultaba
inaceptable. Habló de la misma forma poco después de la proscripción de los
Kadetés, a quienes caracterizó como un "terror blando... contra
nuestros enemigos de clase".
Además, mientras la
tuvo disfrutó ejercer como "autoridad administrativa sin control"
tanto como Stalin, a quien después condenó por erigir una burocracia personal
para gobernar sobre la URSS.
Ya dijimos que las
políticas militares de Trotsky incluían la imposición de pena de muerte por
retirada y la ejecución de prisioneros de guerra. De hecho Trotsky tuvo una
estrecha relación con la pena de muerte, que usó tanto entre los suyos como con
tropas enemigas.
Estas acciones en sus
propias filas quedan particularmente claras en sus propias palabras: "Mientras
esos maliciosos monos sin cola que están tan orgullosos de sus logros técnicos
- los animales que llamamos hombres - creen ejércitos y guerras, el comando
siempre estará obligado a poner a los soldados entre la posible muerte en el
frente y la inevitable en la retaguardia".
En marzo de 1920
Trotsky propuso en su campaña para la militarización del trabajo que "los
desertores del trabajo" debían ser obligados a ir entrar en batallones de
trabajo forzado o sentenciados a campos de trabajo forzado. Al respecto diría: “La
militarización es impensable sin militarizar a los sindicatos como tales, sin
el establecimiento de un régimen en el que cada obrero se sienta soldado del
trabajo, que no pueda disponer por sí mismo libremente; si se le da la orden de
trasladarse, debe cumplirla; si no la cumple, será un desertor a quien se
castiga. ¿Quién cuida de ello? El sindicato; él crea el nuevo régimen.
Esto es la
militarización de la clase obrera”. Más adelante Trotsky no continuó abogando
por la militarización del trabajo, pero presionó por una industrialización
planificada y una campaña anti-kulak que implementada en ese entonces y luego por
Stalin terminaría produciendo millones de muertes y deportaciones entre el
campesinado.
El Terror ya estaba
en su apogeo. A la dirección de Lenin y Trotsky,
las
fuerzas de seguridad del Estado (la Cheka y el Ejército Rojo) – más tarde
renombradas el OGPU - dispararon, arrestaron, encarcelaron y ejecutaron a miles
de personas, hubieran o no planificado realmente una rebelión contra el
gobierno comunista. La mayoría de los supervivientes serían deportados más
tarde a campos de trabajo forzado en Siberia.
Pero expliquemos un
poco mejor el Terror Rojo acaecido bajo Lenin y Trotsky. En la práctica fue una
campaña de arrestos masivos y ejecuciones conducido por el gobierno
bolchevique, con cifras de víctimas tan altas como las ya mencionadas, rondando
los 250.000 asesinatos directos y 400.000 más producidos en su mayoría en centros
de detención de diversa categoría.
En la historiografía
soviética, se dice que el Terror Rojo fue anunciado oficialmente el 2 de
septiembre de 1918 por Yakov Sverdlov, y terminó alrededor de octubre de 1918.
Sin embargo, muchos historiadores, comenzando con Sergei Melgunov, aplican este
término a las represiones de todo el período de la Guerra Civil Rusa,
1918-1922, ya que tales represiones masivas fueron conducidas sin proceso judicial
por la policía secreta, la Cheka, junto con elementos de la agencia de inteligencia
militar bolchevique, el GRU.
Por lo que se puede
rastrear más allá de las declaraciones comunistas, el primer anuncio oficial
del Terror Rojo, publicado en Izvestiya, "Llamamiento a la clase
obrera", el 3 de septiembre de 1918, llamaba a los trabajadores a "aplastar
la hidra de la contra-revolución con terror masivo!... cualquiera que se atreva
a propagar el más ligero rumor contra el régimen soviético será arrestado
inmediatamente y enviado a un campo de concentración". Esto fue seguido
por el decreto "Sobre el Terror Rojo", publicado el 5 de septiembre
de 1918, por la Cheka.
Para tener una idea
más clara de aquello a lo que nos referimos veremos algunas cuantas cifras que
se manejaban en el momento en que Trotsky
era segundo a cargo de la Nación, y dirigía al Ejército Rojo en muchas de estas
misiones: 31 de agosto-4 de septiembre de 1918: Chekistas masacraron a 1.300 "rehenes
burgueses" mantenidos en prisiones de Petrogrado y Kronstadt. 500
"representantes de las clases derrotadas" fueron ejecutados inmediatamente
por el gobierno bolchevique tras el asesinato de Uritsky.
Septiembre-Octubre de
1918: Ejecuciones masivas de "rehenes burgueses" en Moscú,
Petrogrado, Tver, Nijni-Novgorod, Viatka, Perm, Ivano-Voznessensk, Tula... etc.
Número estimado de víctimas: 10.000 a 15.000 ejecutados sumariamente basados en
las listas de ejecuciones sumarias publicadas en el diario "Semanario
Cheka" y otra prensa oficial.
El 15 de octubre, el
chekista Gleb Bokiy, resumiendo el oficialmente
terminado Terror
Rojo, informó que en Petrogrado 800 supuestos
enemigos habían sido
disparados y otros 6.229 encarcelados.
En apenas unas
semanas la Cheka, la policía política del nuevo gobierno, realizó casi tres
veces más ejecuciones que las que el régimen zarista había pronunciado como
sentencias de muerte en un período de 92 años (1825-1917). Las condenas de
muerte en el período zarista relativas a materias políticas sólo fueron 6.321
en casi un siglo, con la mayor cifra de 1.310 en 1906, el año de la reacción
contra la revolución de 1905. Además, las penas de muerte bajo el régimen
zarista se pronunciaron siguiendo procedimientos legales (incluyendo cortes marciales)
y con frecuencia fueron conmutadas con sentencias de cárcel y trabajo forzado.
Cuando la guerra
civil progresaba, significativos números de prisioneros, sospechosos y rehenes
fueron ejecutados en base de su pertenencia a las "clases pudientes"
y tales números se registraron en ciudades ocupadas por los Bolcheviques:
En Kharkiv hubo entre
2.000 y 3.000 ejecuciones en febrero-junio de 1919, y otras 1.000-2.000 cuando
el pueblo fue nuevamente tomado en diciembre de ese año; en Rostov-on-Don,
aproximadamente 1.000 en enero de 1920; en Odesa, 2.200 en mayo-agosto de 1919;
luego 1.500-3.000 entre febrero de 1920 y febrero de 1921; en Kyiv, al menos 3.000
en febrero-agosto de 1919; en Ekaterinodar, al menos 3.000 entre agosto de 1920
y febrero de 1921; en Armavir, un pequeño pueblo en Kuvan, entre 2.000 y 3.000
en agosto-octubre de 1920. La lista podría seguir y seguir.
Febrero-marzo de
1919: Masacres masivas de "rehenes cosacos" por tropas regulares del
Ejército Rojo durante su progreso en la región del Don. En pocas semanas
ejecutaron a 8.000 cosacos
12-14 de marzo de
1919: 2.000 a 4.000 huelguistas y amotinados
del Regimiento de
Infantería 45 en Astrakhan fueron ejecutados o
ahogados, arrojados
de barcas en la mitad del Volga con piedras al cuello.
Desde el 15 de marzo
en adelante la represión afectó a la "burguesía" acusada de haber
"inspirado al complot de la Guardia Blanca". Varios cientos de
"burgueses" fueron asesinados.
El 16 de marzo de
1919, todos los destacamentos de la Cheka se combinaron en un solo cuerpo, las
Tropas de Defensa Interna de la República, con 200.000 miembros en 1921. Estas
tropas vigilaban los campos de trabajo, dirigían el sistema Gulag, conducían requisiciones
de comida, aplastaban rebeliones campesinas y obreras, y los motines en el
Ejército Rojo, que como ya dijimos estaba plagado de descontento.
Durante la supresión
de la Rebelión Tambov, desencadenada a causa de la recolección forzosa de
cosechas realizada por el gobierno soviético, haciendo morir de hambre a los
campesinos, los estimados sugieren que alrededor de 100.000 campesinos y sus familias,
enfrentados al sistema por el hambre que estaban pasando, fueron encarcelados o
deportados y alrededor de 15.000 ejecutados.
La insurrección era
de tal envergadura que el régimen envió 30.000
soldados del Ejército
Rojo y efectivos de la Cheka para sofocarla. El
ejército empleó
artillería pesada y trenes armados para combatir a los campesinos hambrientos.
Incluso ha quedado consignado que en ocasiones se emplearon armas químicas
contra las tropas campesinas, en base a arsenales sobrantes de la Primera
Guerra Mundial. Además, establecieron varios campos de concentración, donde
llevarían a los familiares de los rebeldes en calidad de rehenes. El resultado
de estas acciones fue el aplastamiento de la rebelión por parte del Ejército Rojo
a mediados de 1921. Se estima que las pérdidas totales entre la población de la
región de Tambov, debido a las ejecuciones, deportaciones y el encarcelamiento
en campos de concentración, es de aproximadamente unas 240.000 personas.
El Terror Rojo de
hecho fue el que marcó el comienzo del Gulag, y
algunos
investigadores han estimado que 70.000 personas fueron encarceladas sólo en
septiembre de 1921. Las espantosas condiciones de los campos llevaron a altos
niveles de mortalidad, y hubo repetidas masacres. La Cheka del campo
Kholmogory, por ejemplo, adoptó la práctica de ahogar prisioneros inmovilizados
en el cercano río Dvina.
Ocasionalmente,
cuando iban perdiendo, prisiones enteras eran "vaciadas" de presos
mediante ejecuciones masivas antes de abandonar el pueblo a las fuerzas
Blancas.
El 16 de marzo de
1919, la Cheka asaltó la fábrica Putilov. Más de
900 trabajadores que
habían ido a huelga fueron arrestados. Fueron
más de 200 los
ejecutados sin juicio durante los siguientes días. Se
sucedieron numerosas
huelgas porque los obreros desfallecían de
hambre y esperaban
conseguir raciones de comida de los soldados del Ejército Rojo. Pedían la
eliminación de privilegios para los comunistas, libertad de prensa y elecciones
libres. Todas las huelgas terminaron siendo
cruelmente suprimidas a través de arrestos y ejecuciones.
En la ciudad de
Astrakhan, por dar otro ejemplo, los huelguistas y los soldados del Ejército
Rojo que se les unieron fueron cargados en barcazas y arrojados por cientos en
el Volga con piedras alrededor de sus cuellos. Entre 2.000 y 4.000 fueron
disparados o ahogados el 12, 13 y 14 de marzo de 1919. Además, la represión
tomó las vidas de unos 600 a 1.000 “burgueses”.
Fines de
octubre-comienzos de noviembre de 1920: Cinco stanitsy
(grandes municipios)
cosacos fueron vaciados de sus habitantes, a los que deportaron para enviarlos
a minas a realizar trabajo forzado. El número de deportados fue de alrededor de
17.000 personas.
A estas cifras
podríamos agregar los miles de "rehenes burgueses"
muertos en Ucrania en
1918 (aprox. 6.000). O las ejecuciones masivas en Crimea (mediados de noviembre
a fines de diciembre de 1920), cuando aproximadamente 50.000 personas fueron
disparadas o colgadas, la mayoría civiles, con frecuencia pertenecientes a la
elite social.
Represiones como las
mencionadas, asesinatos y deportaciones se
convirtieron en
moneda corriente en toda la Unión Soviética. Muchos historiadores creen que el
Terror Rojo era “necesario” para los Bolcheviques pera seguir en el poder,
debido a que a pesar de sus declaraciones no tenían apoyo popular. ¿Y cómo iban
a tenerlo si hundían al país en la
miseria y la represión?
Ya desde un principio
los Bolcheviques recibieron menos de un cuarto de los votos en las elecciones
que sostuvo la Asamblea
Constituyente después
de la Revolución de Octubre. Y como hemos visto, las huelgas masivas de obreros
rusos – exhaustos, forzados y hambrientos - fueron inmisericordemente
suprimidas durante el Terror Rojo.
Un ejemplo
emblemático lo aporta la ya mencionada rebelión de
Kronstadt. Se trató
de un levantamiento fracasado de parte de marineros, soldados y civiles
soviéticos guiados por Stepan Petrichenko, contra el gobierno en 1921 durante
ese período de revueltas contra los Bolcheviques
que resultaba de las condiciones misérrimas de vida y la represión que se
estaban soportando desde su asunción al poder.
La rebelión originada
en Kronstadt, una fortaleza naval en la isla Kotlin y el golfo de Finlanda
sirvió de base a la Flota Báltica Rusa y como un puesto de vigilancia de los
accesos a San Petersburgo, el ex Petrogrado, a 55 kilómetros de distancia.
Al final de la Guerra
Civil, la Rusia bolchevique estaba agotada y en
ruinas. La hambruna
del último año - en buena medida provocada a
propósito para
controlar a la población - se agregaba al capítulo del
desastre. En los años
que siguieron a la revolución de octubre, las
epidemias, hambre,
luchas, ejecuciones y quiebra económica y social general habían tomado muchas
vidas.
Los rebeldes - que
lejos de ser parte del "complot de los Guardias
Blancos" como se
quiso hacer creer para proceder al aplastamiento,
eran en realidad
socialistas que pedían, entre otras cosas, libertad de expresión, que las
votaciones usaran votos secretos y derecho de asamblea, e incluso su solicitud
de liberación de presos ateniéndose a aquellos que pertenecían a las clases
trabajadoras de la sociedad o que pertenecían a los partidos socialistas y la
reactivación de los soviets sin injerencias del Partido. Pero no se aceptaron
sus solicitudes y se inició el aplastamiento de la revuelta. Sobra decir que
los marinos claramente no eran contra-revolucionarios Blancos como se dijo, sino
que creían que la revolución daría libertad y democracia a Rusia.
Pero eso no modificó
el hecho de que Trotsky los trataría como si fuesen terroristas que querían
destruir a la Madre Rusia, que los bolcheviques – por supuesto – representaban.
Con Trotsky a la
cabeza, en marzo de 1921 se lanzaron 50.000 soldados del Ejército Rojo contra
los obreros de Kronstadt. Kamenev escribió: "Trotsky envió otra demanda
a Kronstadt para que se rindieran.
La orden contenía la
amenaza: Les dispararé como a perdices". Así, los marinos de Kronstadt,
proclamando su derecho a opinar por su cuenta sobre la Revolución, fueron
masacrados a su orden. No debemos olvidar que se trataba de “héroes” de la revolución
de 1917.
Aunque no hay cifras
exactas sobre las pérdidas, los historiadores sólo han llegado a estimar que
unas 2.200 personas fueron fusiladas en los días siguientes a la revuelta y que
un número similar fue encarcelado, muchos en el campo de prisioneros Solovki.
Las cifras soviéticas oficiales – siempre minimizadoras - indican que
aproximadamente 1.000 rebeldes fueron asesinados, 2.000 resultaron heridos,
entre 2.300 y 6.528 fueron capturados, mientras otros tantos huyeron a Finlandia.
En julio de 1921 se
abrieron 7 campos de concentración en la provincia Tambov para el internamiento
de "familias de bandidos
insurgentes", que era como se
llamaba a cualquiera que se opusiese al sistema.
Para el final de
julio de 1922 estos campos tenían aproximadamente 50.000 prisioneros, la
mayoría mujeres, ancianos y niños. El tifus, el cólera y el hambre elevaron la
mortalidad al 15 a 20% por mes en el otoño de 1921.
El terror de 1917-21,
además de las acciones directas del Ejército Rojo incluyó a su agencia
ejecutiva en jefe: la ya mencionada Cheka. En principio la Cheka fue concebida
como parte de un recurso provisional para la armadura rota - burocracia,
judicial, policía, ejército – del estado soviético. La Cheka se expandió de
unos 2.000 hombres a mediados de 1918 a más de 35.000 seis meses más tarde y
alrededor de 140.000 para el final de la guerra civil, sin contar a unas
100.000 tropas de frontera. Y a diferencia del gobierno zarista, en lugar de
llevar revolucionarios para juicio y sentencia, la Cheka generalmente ignoraba
todo control judicial. Por ese motivo, un gran número de muertos permanecerá totalmente
anónimo y desconocido por el mundo moderno, a pesar de todas las investigaciones
que han intentado esclarecer los trágicos sucesos de ese período.
Debemos recordar esta
información, donde cada número representa a miles de víctimas del régimen -
personas inocentes que sólo querían vivir libremente en su tierra - al releer
las declaraciones de Trotsky a favor del Terror Rojo. Y para terminar, una
última frase suya de su participación e identificación con las acciones
emprendidas: "Estamos luchando.
Estamos luchando una batalla de vida y muerte. La prensa es un arma no de una
sociedad abstracta, sino de dos lados irreconciliables y en lucha. Estamos
destruyendo la prensa de la contrarevolución, así como destruimos sus puestos
fortificados, sus negocios, sus comunicaciones y su sistema de
inteligencia". Por otra parte, Trotsky también fue el primer
bolchevique prominente en abogar por la colectivización forzada de la
agricultura, plan que Stalin ejecutó después de desterrar a su rival a una isla
turca.
Mientras
Trotsky formaba parte del liderazgo soviético declaró numerosas veces su punto
a favor de la violencia. Ya hemos mencionado varios, veamos ahora otro: "¡Qué
penoso sinsentido son los discursos sobre la conquista pacífica del poder por
el proletariado por medios de parlamentarismo democrático!", diría por
ejemplo al socialista alemán Karl Kautsky. Con esta mentalidad, algunos
historiadores piensan que si Trotksy se hubiese convertido en el principal
líder soviético, su incesante defensa de la "revolución permanente"
habría producido un "baño de sangre" europeo.
Como buen ejemplo de
esta realidad a nivel internacional tenemos que ya desde el destierro - y como
lineamientos para los españoles
revolucionarios -
Trotsky, en la isla de Prinkipo (Turquía) redactó los "10 mandamientos del
comunista", de los cuales, resaltan los siguientes:
¨I. Se debe procurar
la detención de los personajes monárquicos más significados, la confiscación de
los bienes de la monarquía y de la grandeza y el armamento del proletariado.
II. El Gobierno es un
gobierno de explotadores. El proletariado deberá mantenerse en oposición
irreconciliable.
III. Los choques
violentos de los obreros con los jefes socialistas irán en aumento...
VII. Los comunistas
lanzarán las consignas más radicales: voto desde los dieciocho años, creación
de milicias, confiscación de bienes, concesión de derechos políticos a los
soldados, separación de la iglesia.
VIII.
La consigna central es la del "Soviet" -desde Moscú- , que debe ser
popularizada mediante propaganda incansable...
Extracto:
TROTSKY
“la verdad oculta”
Cynthia
Caden